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Opinión

ASPES pide a la Junta que no vincule la jornada lectiva de los docentes y la vuelta a las 35 horas de los empleados públicos, ya que se trata de dos cosas totalmente diferentes

horarioLa Asociación de Profesores ASPES-CL lleva tiempo reclamando a la Consejería de Educación de Castilla y León que proceda a revertir las condiciones laborales de los docentes de las Enseñanzas Medias y que, de manera inmediata, se suspendan los efectos de la Orden EDU 491/2012 de medidas extraordinarias y racionalización del gasto público.

 

ASPES-CL lleva a cabo esta demanda a la vista de las reiteradas manifestaciones llevadas a cabo por las autoridades políticas de nuestro país, en lo relativo a la publicitada mejoría en los indicadores económicos y sus efectos en la cercana salida de la situación de crisis. Asimismo, se ha de señalar el supuesto carácter coyuntural con que se implantaron dichas medidas de racionalización y apelar al mismo ahora que se insiste a nivel institucional en el final de la crisis económico que las motivó. No obstante, y si a algún político avispado se le ocurre seguir insistiendo en que todavía no hemos salido de la crisis, también habría que seguir exigiendo la retirada de dichas medidas, en este caso por ineficaces, porque si no hemos salido de la crisis ello significa que las medidas tomadas no han servido para tal fin. Si casi seis años de intensos sacrificios económico-laborales no han servido para combatir una crisis, entonces habrá que pensar que los médicos gubernamentales equivocaron las medicinas aplicadas.

Recordemos que como consecuencia de las medidas extraordinarias tomadas en su día por la Administración Central, los funcionarios públicos vieron aumentada su jornada semanal desde las 35 horas semanales hasta las 37,5 horas que actualmente rigen sus obligaciones laborales.

Mientras, en el colectivo docente de Enseñanzas Medias, y al amparo de la aplicación de la Orden EDU 491/2012, y como extensión de las citadas medidas extraordinarias y coyunturales, se produjo el aumento de la jornada lectiva o de docencia directa, que pasó desde las 17 horas semanales anteriores a la citada Orden, hasta las 20 horas a partir de la misma, así como del resto de la jornada, la cual se amplió también en el horario de carácter complementario, hasta llegar a las mencionadas 37,5 horas semanales del resto de los funcionarios.

Tras varias entrevistas con las autoridades educativas, en las que se exigió por parte de ASPES-CL el retorno a la jornada laboral en las mismas condiciones que existían en el año 2012, la Administración regional insiste en vincular, de manera muy perversa, la reducción de la jornada lectiva semanal a la reducción de la jornada total de los funcionarios, de tal modo que los docentes no recuperarían sus 17 horas lectivas hasta que la Administración central no dé luz verde a la reducción hasta las 35 horas para todos los empleados públicos.

Con esta táctica torticera, la Administración regional pretende lavarse las manos en un problema que ya se está resolviendo en otras comunidades autónomas, como por ejemplo Andalucía, cuyos docentes recuperarán las condiciones horarias propias de su trabajo en el próximo curso escolar. Cataluña está en una dinámica similar y los horarios de sus profesores pronto seguirán el mismo camino.

Es preciso poner de manifiesto, con la claridad que el asunto merece, que la vinculación del horario docente con el horario funcionarial es una estratagema que maneja la Administración regional a voluntad y capricho y que dicha vinculación nunca antes había existido. De hecho, el horario docente de 18 horas lectivas semanales tiene una antigüedad normativa superior a los 40 años y ha estado contemplada como tal en todas las normativas y legislaciones a las que han dado lugar las sucesivas leyes educativas, LOGSE, LOE y LOMCE, sin que en ninguna de ellas se contemplara una vinculación entre los horarios docentes y la jornada laboral semanal de los funcionarios. Han venido siendo, en realidad, dos cosas completamente diferentes que por lo visto ahora interesa a la Administración -y a los políticos de turno- vincular para estirar el adelgazamiento del sistema por el lado por el que menos se debería recortar: la calidad de la enseñanza.

Es preciso hacer comprender a los responsables políticos, a la opinión pública y a la sociedad en general que el buen gobierno ha de ser aquel que muestra la misma diligencia para las medidas extraordinarias (generalmente sustanciadas en recortes) que para las medidas ordinarias favorables, de tal modo que si hubo en su día afán y presteza para intentar frenar una situación desfavorable (en nuestro caso, a costa del sacrificio de los docentes) la misma celeridad es de recibo a la hora de no permitir que lo coyuntural y lo extraordinario se conviertan en algo ordinario.

En consecuencia, ASPES-CL exige a la Consejería de Educación y a la Junta de Castilla y León que se deje de rodeos y de pérfidas estrategias y que reponga las mismas condiciones de trabajo que tenían los docentes de Enseñanzas Medias antes de la Orden de 2012. Y que lo haga no sólo por revertir una situación cuya longevidad se torna cada vez más injusta, sino también para estimular a un colectivo docente cuya profesionalidad queda fuera de toda duda (léase el último informe Pisa).

Ha llegado el momento, pues, de que la Administración educativa se ponga a la tarea de devolvernos sin mayor dilación todos aquellos derechos laborales, retributivos y profesionales que honesta y legalmente teníamos adquiridos antes de 2012 (y que nos fueron conculcados sin posibilidad de opinión o negociación), así como aquellas otras medidas necesarias para mejorar nuestra profesión de las que ya hace tiempo gozan los docentes en otras comunidades autónomas, como por ejemplo, el reconocimiento retributivo de la función tutorial, la reducción de jornada para los mayores de 55 años, una oferta de empleo público adecuada y seria o la convocatoria de acceso a los Cuerpos de Catedráticos. Es hora de olvidarse de los recortes y la precariedad y empezar a apostar por los derechos laborales y la calidad profesional.

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